Tenía 27 años cuando acusó a los jerarcas nazis en Nüremberg. Sus advertencias siguen vigentes: “Era gente educada, no eran salvajes. Todas las guerras convierten a la gente decente en asesinos”.
Tenía 27 años cuando acusó a los jerarcas nazis en Nüremberg. Sus advertencias siguen vigentes: “Era gente educada, no eran salvajes. Todas las guerras convierten a la gente decente en asesinos”.